a) Aspecto del orador: no se trata de que su fisonomía sea atrayente desde el punto vista estético, sino de que su actitud corporal, su postura, su modo de gesticular, de sonreír, de pararse frente a un auditorio, refleje seguridad y resulte interesante y atractivo. El buen orador, debe seducir al auditorio y, para ello, es fundamental también, la forma de expresarse: articulando bien las palabras, hablando de un modo tranquilo y natural, aunque no carente de fuerza y convicción; la idea es mostrar una actitud resuelta, con voz agradable y variada, no forzada y con respeto y manejo inteligente de las pausas y silencios.
b) Manejo del asunto o tema a tratar: se debe informarse en profundidad sobre la materia en cuestión. Un orador poco instruido en su tema, probablemente verá como se debilitan sus palabras.
b) Manejo del asunto o tema a tratar: se debe informarse en profundidad sobre la materia en cuestión. Un orador poco instruido en su tema, probablemente verá como se debilitan sus palabras.
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